viernes, 14 de noviembre de 2014

El Periodismo según Graciela


 
No recuerdo la fecha exacta de mi primer encuentro con Graciela, pero debió ser entre septiembre de 1960 y abril de 1961, cuando se armaban mítines en cuestión de minutos en la Universidad de La Habana y las visitas de Fidel a la Colina unían un día con el siguiente.
   Graciela Hernández Torres cubría la información de la Universidad para Radio Reloj, además de colaborar para los periódicos Combate, La Calle o Prensa Libre, porque sus reportes tomaban alas después de ella escribirlos.
   Ella era periodista de la vieja escuela, de los que trataban de llegar a la noticia antes que se produjera, de los que hacen preguntas inteligentes sin ser incisivas.
   De Graciela dicen que tenía contactos en todos los ámbitos de la sociedad habanera de entonces y no podía ser de otra manera, porque tenía ese carácter intimista, de alegre confesora que arrancaba la información de sus fuentes, casi sin éstas darse cuenta.
   Era una criollita de Wilson (caricaturista famoso desde antes de la Revolución) que dibujaba las mujeres como una botellita de CocaCola. Graciela gustaba del baile y de la vida bohemia como cultora del movimiento del “feeling”. Hasta dicen que José Antonio Méndez le dedicó su emblemático tema “Novia Mía”.
   Gabriel Molina cuenta que en Radio Reloj la pusieron a cubrir tribunales y nunca dejó de mantener esas informaciones en la programación de la emisora. Pero igual hacía con Combate, diario dirigido entonces por el comandante Guillermo Jiménez, quien alcanzó sus grados en las huestes del Directorio Revolucionario 13 de Marzo.
   Por su misma actividad, Graciela visitaba con frecuencia la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), primero ocupada por José (el Chino) Venegas y luego por Roberto Vizcaíno Laffita, con quienes trabajé hasta que en 1962 pasé a la Presidencia de la FEU a las órdenes de Ricardo Alarcón primero y más adelante, de José Rebellón.
   Graciela llegó a ser otra representante más de la FEU por su don de gentes que le permitió asumir tareas organizativas desde una reunión del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de Estudiantes hasta el desfile de carnaval de la Universidad.
   En otra ocasión le tocó acompañar una delegación de alto nivel como la visita a Cuba del periodista estrella del diario The New York Times, Herbert Matthews y su esposa, pero en ninguna de estas actividades dejó de realizar sus deberes como periodista.
   Para todo dirigente en cargos responsables fue Graciela la voz del pueblo. Directa y espontánea, muchos la recuerdan decir: “yo creo que el pueblo no va a entender lo que usted quiere decir” o “el pueblo está esperando por esta noticia”.
   Su cercanía al Directorio Revolucionario 13 de Marzo, no se limitó a sus dirigentes, sino también a los más humildes seguidores del movimiento estudiantil como fue el caso de Aleida Rodríguez, trabajadora de limpieza en el Hospital Calixto García, que conocía mejor a médicos, enfermeros y empleados del centro mejor que el Director del hospital.
   Estos antecedentes involucraron a Graciela, de oficio y corazón, al juicio contra el delator de los mártires de Humboldt 7, edificio donde se escondían cuatro revolucionarios después del atentado del 13 de marzo de 1957 al dictador Batista en el Palacio Presidencial.
   El sospechoso de la traición fue un compañero de los asesinados, Marcos Armando Rodríguez, pero después de regresar este del exilio en 1959, no se tenían las evidencias necesarias y no fue hasta el 13 de marzo de 1964 que se le celebró juicio.
   Para este importante y emotivo evento, Graciela pensó en mí para que la ayudara tomando versión taquigráfica de lo que allí se dijera por su repercusión en otras esferas políticas de la nación.
   El acusado,  desde su regreso a Cuba en 1959, sintió el peso de la sospecha sobre su persona. Pero no fue hasta el 13 de marzo de 1964 que se inicia la vista judicial contra Marcos Rodríguez por la delación del paradero de los combatientes revolucionarios Fructuoso Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, Joe Westbrook y José Machado (Machadito).
   En la segunda vista del juicio, realizada el 23 de marzo del propio año, Marcos Rodríguez fue hallado culpable de traición y sentenciado a muerte por fusilamiento, dictamen llevado a cabo el 19 de abril de 1964, cuando se cumplieron siete años de la masacre de Humboldt 7.
   Pocos días después del juicio, Fidel visitó la Universidad y cuando vio a Graciela, le pidió su opinión de cómo se había desarrollado el juicio contra “Marquitos”. El momento quedó impreso en una foto memorable para mí porque al hacer un paneo con su vista, Fidel me señaló y dijo: “tú también estabas allí”.
  Graciela le explicó que la había ayudado tomando notas taquigráfícas de las declaraciones.
  Tenía yo 20 años y había comenzado a estudiar Ciencias Políticas en la Universidad. Todavía seguía mi sueño de infancia de ser traductora o representante de Cuba ante las Naciones Unidas, pero mi participación en ese juicio me marcó y preparó el camino para una profesión que llevo ejerciendo 46 años.
   Los profesionales cubanos haríamos un favor al país siguiendo las enseñanzas que legó Graciela, sobre todo priorizar la noticia, tan ausente en estos tiempos y tan necesaria para elevar la credibilidad de nuestros medios, exponiendo lo mal hecho con nombres y apellidos y lo bueno, sólo cuando sea verificado. 

viernes, 29 de agosto de 2014

Críticas de frente

Los verdaderos amigos se miden cuando critican de frente y elogian a nuestras espaldas. Se atribuyen a Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, estas sabias palabras.
Por esta misma apreciación, considero que no deben suprimirse las opiniones críticas sobre Cuba ni sobre los dirigentes de nuestro proceso en declaraciones de estadistas y personalidades internacionalmente reconocidas, ya que lejos de perjudicar, ayudan al sano intercambio de ideas.
El documental de Estela Bravo exhibido recientemente por la televisión cubana con motivo del cumpleaños 88 del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, fue trasmitido por la televisión británica en enero de 1999 con el apoyo de una empresa productora de Los Angeles. En el 2001, Bravo y su esposo (el argentino Ernesto Mario Bravo, guionista y también productor) decidieron hacer otra versión en 35mm, modificaron algunas partes y reactualizaron el documental. Esta nueva versión fue seleccionada para el FestivalInternacional de Cine de Toronto y obtuvo el primer premio en el Festival Urbanworld de Nueva York
Muchas personalidades de la política, la cultura, la ciencia y otras ocupaciones han sido criticadas por elogiar a Cuba o ser amigos de sus dirigentes. Por sólo mencionar algunos, tomé referencias recientes de Estela Bravo, documentalista hispano-estadounidense, sus entrevistas a Ignacio Ramonet, autor de Cien Horas con Fidel, el premio Nobel de literatura recientemente fallecido Gabriel García Márquez y declaraciones del uruguayo Eduardo Galeano, laureado autor y analista.
Estela Bravo
“Los medios de comunicación presentan un estereotipo de Fidel Castro, que no es el que nos consta a mi esposo y a mí. Creíamos que era necesario reflejar los 40 años de la revolución y el rol que jugó Fidel”, subrayó Bravo para Página 12 de Argentina.
Recuerdo que una vez le contaba a Fidel la preocupación de un norteamericano, que se preguntaba cómo era posible que todavía hiciera discursos durante tantas horas: “¿Fidel no necesita siquiera ir al baño?”. Fidel me respondió: “Eso es para demostrarles a mis adversarios que no tengo problemas de próstata”.
Preguntada si Fidel era más comprendido y menos demonizado que hace 20 años, Estela respondió: Las demonizaciones de los medios varían de acuerdo a los tiempos y circunstancias. Sin embargo, si las votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas pudieran ser un termómetro, se observará el rechazo casi unánime del mundo. Esta comprensión se expresa en las muestras de solidaridad y simpatía hacia Cuba y Fidel.
Sobre el primer discurso de Fidel en La Habana al triunfo de la Revolución, la imagen de la paloma posándose en su hombro, Estela dijo que esa imagen integra el patrimonio de los revolucionarios de la isla. Entre los católicos, la paloma significaba un mensaje de paz relacionado con la Santísima Trinidad, mientras que para los de religión afro-cubana, representaba un mensaje del santo Obatalá, que elegía a ese hombre.
Wayne Smith, en ese entonces diplomático norteamericano en La Habana, relató a Estela que mientras miraba la escena en la TV escuchó un ruido en la cocina y que al dirigirse allí vio a la cocinera negra hincada de rodillas y elevando sus brazos al cielo.
Según Página 12, Fidel, la historia no contada, es un documental imprescindible, que rescata imágenes de los archivos estatales cubanos y las confronta y complementa con material exclusivo de la propia realizadora: entrevistas al ex diplomático norteamericano en La Habana, Wayne Smith; el ex fiscal de Estados Unidos, Ramsey Clark; el asesor del presidente Kennedy, el historiador Arthur Schlesinger Jr., la escritora norteamericana Alice Walker, el escritor y poeta Miguel Barnet, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, el cineasta Sydney Pollack, el artista Harry Belafonte y un puñado de amigos y familiares, entre otros testimonios.
Bravo destacó de las características desconocidas para ella de Fidel: su capacidad de conversar sobre aspectos disímiles y a veces nimios de la vida; de mantener amistad con gentes de polos ideológicos diferentes y de tener la curiosidad de un niño que lo pregunta todo.
En el documental aparecen varios aspectos de la personalidad de Fidel, como su tendencia a competir y querer ganar, que tan gráficamente contó Gabriel García Márquez en la entrevista que tuvimos con él, señaló la documentalista.
Ramonet
El director de Le Monde Diplomatique respondió a una pregunta sobre su amistad con el líder histórico de la Revoluciuón Cubana, Fidel Castro, que “sus enemigos dicen era un rey sin corona que confundió la unidad con la unanimidad y es verdad”,
Estas declaraciones las emitió Ramonet con motivo de la presentación de su obra más reciente, Mi Primera Vida, sobre el presidente y gestor de la Revolución Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez.
“Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a escuchar ecos que voces y en eso tienen razón”, señaló Ramonet.
“Sin embargo, lo que no dicen sus enemigos es que no fue por la maldición de Lucifer ni por la gracia de Dios que este país pudo sobrevivir a 10 presidentes de Estados Unidos listos para servirse a Cuba con tenedor y cuchillo.”
Tampoco posó, expuso Ramonet, para los libros de historia cuando le dio el pecho a las balas invasoras en Playa Girón, ni consiguió hacer un país de una colonia.
El autor franco-español recuerda además que la Cuba de hoy “es el resultado del sacrificio de su pueblo y también del obstinado y anticuado sentido del honor del caballero que siempre luchó del lado de los perdedores, como lo hizo su famoso colega en los campos de Castilla.”
Este fragmento de retrato del líder cubano dibujado por Ramonet es tan cercano a la realidad como se puede estar.
Gabo
Algo que lamenta Ramonet sobre la pérdida física de Gabriel García Márquez es que no haya escrito las memorias de sus conversaciones y experiencias con Fidel, aunque algunas se recogen en las respuestas de Gabo a las preguntas de Estela Bravo, en el documental de esta sobre el líder histórico de la Revolución Cubana.
En el film rodado en 1999, Gabo dice sobre Fidel que  “tiene un idioma para cada ocasión y un modo distinto de persuasión según los distintos interlocutores. Sabe situarse en el nivel de cada uno y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio.”
Sobre su aspecto físico, el autor de Cien Años de Soledad negó que Fidel fuera tan alto ni corpulento, sólo que cuando entra a un lugar, “ocupa todo el espacio.”
“No hay un proyecto colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad. Nunca como entonces parece de mejor talante, de mejor humor. Alguien que cree conocerlo bien le dijo: Las cosas deben andar muy mal, porque usted está rozagante.”
Estas palabras que hacen una radiografía fiel del carácter de Fidel, dicen mucho de la profundidad psicológica del escritor que consideró que el líder cubano sería recordado, bien o mal, por muchos, muchos años.
Galeano
Nunca he confundido a Cuba con el paraíso, ha dicho Eduardo Galeano, autor de Las Venas Abiertas de América Latina y tantos otros ensayos sobre esta región, a lo que añadió ¿Por qué voy a confundirla ahora con el infierno?
Yo soy uno más entre los que creemos que se puede quererla sin mentir ni callar, afirmó Galeano. En Cuba, democracia y socialismo nacieron para ser dos nombres de la misma cosa, pero los mandones del mundo sólo otorgan la libertad de elegir entre el capitalismo y el capitalismo, señaló el analista
Más adelante afirma que no existe sociedad más igualitaria en América que Cuba. Se reparte la pobreza, en plena crisis sigue habiendo escuelas y hospitales para todos, lo que no resulta fácil de imaginar en un continente donde tantísima gente no tiene otro maestro que la calle, ni más médico que la muerte.
Cuba sigue siendo el país más solidario del mundo. Cuba fue el único país que le abrió las puertas a los haitianos fugitivos de hambre y de la dictadura militar, que en cambio fueron expulsados de Estados Unidos.
Se juzga a Cuba como si no estuviera padeciendo, desde hace treinta años, una continua situación de emergencia. A Cuba le dictan cursos de derechos humanos quienes silban y miran para otro lado cuando la pena de muerte se aplica achicharrando negros en las sillas eléctricas de Estados Unidos, masacrando indios en las sierras de Guatemala y acribillando niños en las calles de Brasil.
Y se pregunta el intelectual uruguayo, ¿Deja de ser admirable la porfiada valentía de esta isla minúscula, condenada a la soledad, en un mundo donde el servilismo es alta virtud o prueba de talento?
Finalmente afirma que Fidel Castro es un símbolo de dignidad nacional. Para los latinoamericanos, que ya estamos cumpliendo cinco siglos de humillación es un símbolo entrañable.


martes, 19 de agosto de 2014

Periodismo de estos tiempos


A pesar de haber dedicado casi medio siglo de mi vida a ejercer el periodismo, me considero incapaz de sentar pautas o teorizar sobre la materia. Sin embargo, sí puedo expresar, dada mi experiencia, insatisfacción por las estructuras que limitan esta profesión en Cuba.
   La base ética y de justicia social que caracteriza el proceso cubano no ha logrado impregnar a los comunicadores del espíritu de cambio necesario para darle la credibilidad que merecen los medios nacionales. Ocupar espacios informativos dentro y fuera que difundan la realidad cubana en toda su dimensión humanista y solidaria debe ser foco central de los que trazan la política informativa en el país.
   Por otra parte, de nada sirve la voluntad y oficio de los periodistas si no hay una política consecuente que estimule el cambio en este sector. Es necesario dejar en manos de los directores de medios, que se presuponen escogidos por su alto nivel profesional y agudeza política, la decisión de trasmitir o no una información, así como el lenguaje en el que se escriba, según los públicos a los que se dirijan.
   El primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, expresó el 8 de enero de 2014 que los organismos del Estado tienen su cuota de responsabilidad en las dudas, incomprensiones y falta de información a la población al referirse a la estrategia subversiva contra Cuba de parte del imperialismo, a lo que la dirección de la Revolución presta una atención especial.
   Otra parte de responsabilidad le corresponde, dijo Díaz-Canel, a los medios de comunicación masiva, a los que les falta mucho para ser una plataforma de debate de los problemas cotidianos del país. Un ejemplo de lo anterior es el desconocimiento popular de regulaciones, leyes y código del trabajo, aún cuando hayan participado en el análisis de muchos de estos documentos en sus barrios y centros de estudio y trabajo.
Los que deben divulgar estas normas se escudan en la falta de papel, que es real, pero que no se compara con el daño que hace el desconocimiento de las leyes del país. Porque cuando las autoridades llaman la atención de un ciudadano sobre tal o más cual infracción que este desconoce, le dicen que no conocer la ley no lo exime de su cumplimiento. Por otra parte, informar sobre lo mal hecho y señalar a los responsables da confianza a los ciudadanos para denunciar los delitos de corrupción y abuso de poder. Una cosa es la crítica mal intencionada y otra muy distinta la que busca enmendar los errores.
   La propiedad social sobre los medios de prensa, como se estructura la comunicación en Cuba, debe identificarse como el derecho de una sociedad organizada a tener esos medios, escribió Julio García Luis (1942-2012), ex presidente de la UPEC y decano de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social.
Reconocer a la comunicación como columna vertebral de la construcción de un modelo social bien estructurado y económicamente sustentable, es indispensable en la opinión de prestigiosos periodistas cubanos, como Rosa Miriam Elizalde (directora del sitio web CubaSí y Raúl Garcés, actual decano de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad de La Habana.
   Este último criticó en un programa televisivo dedicado al Día de la Prensa Cubana, el secretismo de funcionarios que no reconocen el nivel alcanzado por el pueblo cubano, que no sólo hace medio siglo aprendió a leer y escribir, sino también a leer entre líneas e interpretar los hechos desde el lado de la Revolución.
   Sólo después de la desaparición física de García Luis, fue publicado su libro (2013, Editorial Pablo de la Torriente) “Revolución, Socialismo, Periodismo” que mostró los nuevos horizontes que se debían abrir al quehacer profesional de la comunicación en Cuba. Como el autor alerta, “un sistema político socialista que no genere un sistema de prensa legítimo, a la larga no podrá a su vez ser legitimado por este y se enfrentará a un peligro de crisis.”
   En un análisis realizado por Elizalde y Garcés, basado en encuestas realizadas en todo el país, se redujeron a siete los defectos del sistema cubano de prensa, que yo califico como los “Siete Pecados Capitales”, contra los cuales es preciso luchar para alcanzar la meta de un periodismo ágil, veraz y comprometido, que además pueda competir profesionalmente con la gran prensa comercial.

SIETE PECADOS CAPITALES DE LA PRENSA EN CUBA
1.      Ocultamiento de la información (secretismo)
2.      Deficiente aplicación de la política informativa
3.      Agenda ciudadana mal representada
4.      Bajos salarios
5.      Baja conectividad y tecnología informática
6.      Graves limitaciones materiales y presupuestarias
7.      Pérdida de la cultura profesional

   Por otra parte, la comunicación depende de una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones y no al contrario, la solución de lo cual está en el ámbito político y no de la comunicación, señala García Luis.
   Un consultor de comunicación corporativa en Estados Unidos, Fernando Pérez, opina que el periodismo ciudadano es más una oportunidad que una amenaza. Y dice amenaza porque así ve la industria norteamericana de la prensa escrita la proliferación de sitios web, blogs y participación masiva de personas con algo que decir en las redes sociales.
   En el caso de Cuba, este desbordamiento de informaciones, opiniones e historias que se trasmiten por Internet podría ser visto como una oportunidad para llenar los vacíos que se crean en nuestros medios con ese caudal de fuentes. Por supuesto que sólo después de una rigurosa selección, se pueden escoger algunas informaciones valiosas y confiables, capaces de enriquecer nuestros medios, tanto escritos, radiales como televisivos.
   Entre los proyectos de nuevos espacios informativos podría valorarse la creación de medios de prensa más cercanos a la comunidad de los barrios, porque la vida cultural, deportiva, educacional, de los nuevos servicios que se abren a la población desbordan las posibilidades de comunicación de los medios provinciales, para no hablar de los nacionales.
   Estos medios comunitarios de divulgación no tienen que pesar sobre el presupuesto de la nación, sino que pueden financiarse por la propia comunidad, porque a ella le sirven.
Como coincidieron muchas voces en el Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba en julio de 2013, este país no carece de talento comunicacional, pero debemos exigirnos el estudio diario, la especialización, la agudeza al hacer preguntas, investigar sin temor a las consecuencias y velar por la exactitud en la noticia. Sin ser imparciales, se puede ser objetivos y alcanzar la excelencia con un enfoque diferente.
   Desafortunadamente, hay resistencia al cambio, asociada a los intereses creados durante décadas, tanto entre periodistas, como entre quienes los dirigen e incluso en todo el aparato estatal, principal fuente de información.
   En ocasiones he escuchado a dirigentes de la política informativa que hay en Cuba muy pocas áreas vedadas a la actividad periodística, entre ellas quizás el sector energético, por la carencia de esos recursos en el país, la defensa y las operaciones comerciales y de inversiones que puedan ser interferidas por los tentáculos del bloqueo de Estados Unidos. Sin embargo, las fuentes que pudieran dar información, cierran sus puertas a los comunicadores por temor a ser tergiversadas sus declaraciones.
   Una colega mía dijo una vez a un alto jefe militar cubano, al desatarse la llamada “crisis de los balseros” en 1994, cuando el oficial insinuó que la prensa pudiera mal difundir la información, ella le recordó que los periodistas eran los más fieles soldados de esta Revolución, que se ceñían a lo que conviniera a la seguridad nacional en ese momento.
   La rectificación de una información, en lo que insisten a veces las fuentes, casi nunca cumple su objetivo, por eso es mejor hacerlo bien desde un principio. El deber de informar no puede depender de gustos o disgustos personales, sino solamente del objetivo de ser exactos, oportunos y bien intencionados.
   Julio García Luis llamó en la obra ya mencionada a “concebir a la prensa y a los periodistas como los sujetos principales de las transformaciones (en Cuba), que deben ser empoderados para llevarlas adelante, poniendo en juego sus conocimientos, experiencia y sentido profesional de lo que debe hacerse y cómo lograrlo”. Es preciso que cada cual cumpla su papel en este proceso.
   El autor precisó: al Partido (Comunista de Cuba) le corresponde orientar, conducir y controlar; al Estado le toca proporcionar el marco legal de actuación de la prensa; al gobierno y sus dependencias, por ser parte de la dirección del sistema social y, en particular, de las fuentes de información y todas las organizaciones sociales, como actores del proceso de comunicación en todos los sentidos.
   Coincido plenamente con García Luis en que la prensa cubana requiere “que se restablezca en lo esencial un marco de actuación similar al que ella dispuso durante los primeros años de la Revolución socialista,” que se le reintegre el poder necesario para cumplir su misión social.
   Asimismo, es necesario diversificar los géneros periodísticos, según el medio del que se trate. Uno de estos géneros prácticamente extinto es el debate público entre personalidades y expertos, voces autorizadas del tema que se trate. Referente de ese género fue el debate sostenido en la revista Bohemia entre Carlos Rafael Rodríguez y Euclides Vázquez Candela, este último historiador y profesor de la Universidad de La Habana. En la polémica puede estar la solución de muchos problemas de la sociedad actual.
   Un ejemplo de tema polémico en la realidad de hoy podría ser la conveniencia o no de promover los cultivos transgénicos. Otro tema sería la falta del tubérculo más popular en la dieta del cubano, que nunca se ha abordado a fondo ni hubo razones climáticas que explicaran la falta en los dos últimos años de ese componente tan socorrido en la cocina cubana.
   En síntesis, se requiere de poder político, moral, legal y práctico para que la prensa acceda por sí misma a la información pública, dondequiera que ella esté, en vivo, en bibliotecas o en Internet, elaborándola y difundiéndola con estándares profesionales y éticos elevados.

viernes, 15 de agosto de 2014

Familia en S.O.S.


La familia, como han comprobado estudiosos de la evolución humana, es el núcleo básico de nuestra vida en sociedad. Por eso es a partir de ese colectivo que cada civilización cultiva valores o defectos. La familia cubana no escapa a esa premisa y de ahí mi interés en exponer una radiografía de lo sucedido en el período 1952-2013 en mi familia.
   Como muchas, quizás la mayoría de las familias cubanas, la mía también se fracturó. Tías y primos tanto paternos como maternos se marcharon antes de 1970. Algunos de ellos partieron incluso antes de la Revolución. 
   La parte de ese núcleo que permaneció en Cuba, contra todos los pronósticos, creció y fructificó en un grupo unido. Con esto no quiero decir monolítico, porque esas estructuras también se agrietan con el tiempo. En el medio de esta parte de la familia hay desavenencias de todo tipo, pero los problemas de uno son de todos.
   Por el contrario, en los que emigraron hacia Estados Unidos ha habido más decesos que entre los que permanecimos en el país.  Tampoco puedo decir que nos haya sido más fácil la vida, todo lo contrario. Cada día hay que luchar para poner comida a la mesa y al mismo tiempo encaminar a los jóvenes hasta que hallen su camino en la vida por la vía más recta y satisfactoria posible.
   He podido comprobar que tanto los que marcharon antes de enero de 1959, como los que emigraron después, lo hicieron fundamentalmente por razones económicas, no políticas. Y todos sin excepción sintieron nostalgia de Cuba, de la casa natal que dejaron atrás, el aire, el mar y el verde de la isla.  
   Estos años en Cuba han formado una sociedad que no es la mejor, pero sí más solidaria y equitativa que otras, está en permanente construcción, con el objetivo de alcanzar el desarrollo que satisfaga las aspiraciones económicas y espirituales de este pueblo.
  El ADN del cubano, según se ha descubierto recientemente, es una mezcla de muchas etnias. La investigación mencionada ha confirmado que en nosotros conviven nuestros ancestros indígenas, africanos, europeos y asiáticos. Todos somos mestizos.
   La idiosincrasia de este pueblo y los mecanismos que lo hacen resistente ante la adversidad, porque es emprendedor, innovador, independiente, y su rechazo a cualquier dominio foráneo, explican actitudes y decisiones que toma individual y colectivamente.
   En este lapso, se han fortalecido rasgos encomiables y han surgido otros indeseables que ahora se busca eliminar. La identidad nacional ha sido, en mi modesta opinión, el arma secreta de esta isla caribeña que, pese a errores y carencias, ha permitido el triunfo y la permanencia de una revolución frente a acciones enemigas en los últimos 60 años.
   Ahora se busca rescatar la unidad e interacción de la familia, como núcleo básico de la sociedad, aún cuando decenas de miles de ellas han sufrido dolorosas rupturas con muchos de sus miembros que han emigrado a otros países o por diferencias políticas.
   Se alerta que la reparación capital urgida por la familia cubana, la necesidad de fortalecer esta institución en la modernidad, no puede dilatarse si se han de recuperar las buenas costumbres, las tradiciones morales y cívicas que contribuyan a enaltecer la Patria.