viernes, 15 de agosto de 2014

Familia en S.O.S.


La familia, como han comprobado estudiosos de la evolución humana, es el núcleo básico de nuestra vida en sociedad. Por eso es a partir de ese colectivo que cada civilización cultiva valores o defectos. La familia cubana no escapa a esa premisa y de ahí mi interés en exponer una radiografía de lo sucedido en el período 1952-2013 en mi familia.
   Como muchas, quizás la mayoría de las familias cubanas, la mía también se fracturó. Tías y primos tanto paternos como maternos se marcharon antes de 1970. Algunos de ellos partieron incluso antes de la Revolución. 
   La parte de ese núcleo que permaneció en Cuba, contra todos los pronósticos, creció y fructificó en un grupo unido. Con esto no quiero decir monolítico, porque esas estructuras también se agrietan con el tiempo. En el medio de esta parte de la familia hay desavenencias de todo tipo, pero los problemas de uno son de todos.
   Por el contrario, en los que emigraron hacia Estados Unidos ha habido más decesos que entre los que permanecimos en el país.  Tampoco puedo decir que nos haya sido más fácil la vida, todo lo contrario. Cada día hay que luchar para poner comida a la mesa y al mismo tiempo encaminar a los jóvenes hasta que hallen su camino en la vida por la vía más recta y satisfactoria posible.
   He podido comprobar que tanto los que marcharon antes de enero de 1959, como los que emigraron después, lo hicieron fundamentalmente por razones económicas, no políticas. Y todos sin excepción sintieron nostalgia de Cuba, de la casa natal que dejaron atrás, el aire, el mar y el verde de la isla.  
   Estos años en Cuba han formado una sociedad que no es la mejor, pero sí más solidaria y equitativa que otras, está en permanente construcción, con el objetivo de alcanzar el desarrollo que satisfaga las aspiraciones económicas y espirituales de este pueblo.
  El ADN del cubano, según se ha descubierto recientemente, es una mezcla de muchas etnias. La investigación mencionada ha confirmado que en nosotros conviven nuestros ancestros indígenas, africanos, europeos y asiáticos. Todos somos mestizos.
   La idiosincrasia de este pueblo y los mecanismos que lo hacen resistente ante la adversidad, porque es emprendedor, innovador, independiente, y su rechazo a cualquier dominio foráneo, explican actitudes y decisiones que toma individual y colectivamente.
   En este lapso, se han fortalecido rasgos encomiables y han surgido otros indeseables que ahora se busca eliminar. La identidad nacional ha sido, en mi modesta opinión, el arma secreta de esta isla caribeña que, pese a errores y carencias, ha permitido el triunfo y la permanencia de una revolución frente a acciones enemigas en los últimos 60 años.
   Ahora se busca rescatar la unidad e interacción de la familia, como núcleo básico de la sociedad, aún cuando decenas de miles de ellas han sufrido dolorosas rupturas con muchos de sus miembros que han emigrado a otros países o por diferencias políticas.
   Se alerta que la reparación capital urgida por la familia cubana, la necesidad de fortalecer esta institución en la modernidad, no puede dilatarse si se han de recuperar las buenas costumbres, las tradiciones morales y cívicas que contribuyan a enaltecer la Patria.

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